_
_
_
_
_

Sabina, traductor de Leonard Cohen

El español ha adaptado los textos de cinco canciones de 'Old ideas', el nuevo álbum del canadiense

Joaquín Sabina ha realizado una adaptación abierta de los textos de Leonard Cohen con motivo de la publicación del nuevo disco del canadiense, Old ideas. A continuación puede leer las traducciones que el músico español ha hecho de cinco de las canciones de Cohen. 

'Vuelvo a casa'

Me encanta hablar con Leonardo,

el deportista, el pastor,

el perezoso bastardo

con su traje.

Dirá lo que yo le diga

aunque crea que está mal hecho

porque no tiene el derecho

de negarse.

Hablará con versos sabios

como un lama, un astrolabio,

aunque sabe que no es nada

más que un ensayo sin clase.

Vuelvo a casa

sin tormento,

vuelvo a casa

a paso lento,

vuelvo a casa

menos mal

que antes de ayer,

vuelvo a casa

sin rencillas,

vuelvo a casa

de puntillas

vuelvo a casa

sin disfraces

ni porqués.

Quiere hacer una canción de amor,

una oda al perdón,

un manual del vivir derrotado,

un grito por encima del dolor,

un sacrificio mal cicatrizado

que no es gaje de su oficio

sino mío.

Y quiero dejarle claro

que no cargue mi mochila,

que no es faro ni gigante,

que sólo tiene permiso

para ponerse mis pilas

y cantar lo que le he dicho

yo que cante.

Me encanta hablar con Leonardo,

el deportista, el pastor,

el perezoso bastardo

con su traje.

Dime un lugar

Dime un lugar

donde quieres que vaya tu esclavo,

dime un lugar

puede ser que se me haya olvidado,

dime un lugar

he perdido mi cresta de gallo,

dime un lugar

donde quieres que vaya tu esclavo,

dime un lugar

estoy solo, me aplasta esa piedra,

dime un lugar

sin tu ayuda no puedo moverla,

dime un lugar

donde el Verbo por fin se haga carne,

dime un lugar

donde anide el dolor y la sangre.

Vino un alud

de problemas, salvé como pude

un hilo de luz,

una ola, un rabo de nube

entre cadenas,

me apuré por quererte al dictado,

entre cadenas

te adoré como adora un esclavo.

Dime un lugar

donde quieres que vaya tu esclavo,

dime un lugar

puede ser que se me haya olvidado.

Oscuridad

Atrapé la oscuridad

bebiendo de tu copa,

atrapé la oscuridad

bebiendo de tu copa,

pregunté: ¿es contagioso?

dijiste: venga, bebe.

No tengo futuro

sé que mis días están contados

no es tan amable el presente

sólo mil cosas que hacer.

Pensé que el pasado me sobreviviría

pero la oscuridad era esto también,

debí haberlo visto venir

estaba justo detrás de tus ojos.

Tú eras joven y era verano

sólo tenía que zambullirme,

fue fácil ganarte

pero la oscuridad era el premio.

No fumo cigarrillos

no bebo alcohol

no he amado mucho todavía

pero siempre ha estado tu llamada,

nunca la pierdo nena,

no tengo paladar ya para nada.

Solía amar el arcoíris

solía amar lo que veía

amaba la madrugada

pretendía que era nuevo

pero atrapé la oscuridad, nena,

y me trató peor que a ti.

Atrapé la oscuridad…

Lados distintos

Nos hallamos en lados distintos

de una línea que nadie trazó,

aunque para el alto ojo todo pueda ser uno,

donde vivimos, aquí abajo, es dos.

El dócil y el suave llamo yo a mi lado,

tú al tuyo la Palabra,

yo, contando mis lágrimas, reclamo haber ganado,

tú reclamas no haber sido nunca escuchada.

Ambos decimos que hay leyes que obedecer

pero francamente no me va tu tono,

quieres cambiar mi manera de hacer el amor,

yo prefiero dejarlo como está.

El tirón de la luna, el empujón del sol

y se cruza el océano,

el agua es bendecida mientras un sombrío huésped

prende la luz del perdido.

Ambos decimos que hay leyes que obedecer

Valle abajo no cesa la hambruna,

hambre colina arriba,

yo digo que no deberías, no podrías, no puedes,

tú dices que tienes que hacerlo y lo harás.

Ambos decimos que hay leyes que obedecer

Tú quieres vivir donde el sufrimiento,

yo prefiero dejar la ciudad,

vamos nena dame un beso,

y cierra el maldito cuaderno.

Ambos decimos que hay leyes que obedecer

pero francamente no me va tu tono,

quieres cambiar mi manera de hacer el amor,

yo prefiero dejarlo como está.

Ambos decimos que hay leyes que obedecer

Ven a curar

Oh, recoge lo roto

y devuélveme ahora

la fragancia de aquellas promesas

que jamás te atreviste a jurar,

las astillas que cargas

la cruz que dejaste atrás,

ven a curar el cuerpo

ven a curar la mente.

Y deja que oigan los cielos

el himno de penitencia,

ven a curar el alma,

ven a curar el limbo.

Mira las puertas de la piedad

en el espacio arbitrario,

ninguno merecemos

la crueldad de la gracia.

Oh, nostalgia tan sola

donde el amor ha sido confinado,

Ven a curar el cuerpo,

Ven a curar la mente.

Oh, mira ceder la oscuridad

que desgarra la luz,

ven a curar la razón,

a curar el corazón.

Oh, polvo herido que ocultas

un amor indiviso,

el Corazón de abajo enseña

al roto Corazón de arriba.

Oh, deja que el cielo tiemble

y la tierra proclame:

ven a curar el altar

ven a curar el Nombre.

Oh, anhelo de las ramas

que levanta el tierno brote,

Oh, anhelo de la arteria

que purifica la sangre.

Y deja que oigan los cielos

el himno de penitencia,

ven a curar el alma,

ven a curar el limbo.

Oh, deja que oigan los cielos...

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_