_
_
_
_
_

Kim Dotcom, el doctor mal

Perfil del millonario empresario de 37 años, acusado de ser el cerebro de la red criminal en Internet

Kim Dotcom, en una imagen de 2002.
Kim Dotcom, en una imagen de 2002.TOBIAS SCHWARZ (REUTERS)

Cuando la policía llegó el viernes en dos helicópteros a la mansión de Kim Dotcom en Auckland, Nueva Zelanda, para arrestarlo por orden del FBI, este se parapetó en una habitación sellada con una escopeta recortada. Esperaba, parecía, una visita de ese tipo desde hacía tiempo. Después de hacer un agujero en la pared para arrestarlo, los agentes se incautaron de varias de sus propiedades. En ellas queda reflejada la vida extravagante de este empresario de 37 años, acusado de ser el cerebro de una red criminal de Internet, dado a excesos de todo tipo y una agresiva beligerancia en la defensa de sus negocios.

Los agentes se apoderaron de 11 millones de dólares neozelandeses, un Rolls Royce Phantom Drophead, un Cadillac Rosa de 1959, y otra docena de coches de lujo. En las matrículas personalizadas de algunos de ellos se leían palabras como “hacker”, “mal” o “dios”. Dotcom es un millonario arquetípico de la era de la Red, alguien de oronda figura y pocos escrúpulos, digno de ser protagonista en alguna de las películas de James Bond que también circulaban de forma ilícita por los canales de su imperio, Megaupload. En YouTube publicaba a veces discursos bajo el pseudónimo Kimble.

Nacido en Alemania, goza de doble ciudadanía finlandesa. Se cambió recientemente su apellido original, Schmitz, por el de Dotcom, para que su nombre fuera acorde con el de su negocio online. En los años noventa era uno de los hackers más famosos de Alemania. Se le llegó a condenar a dos años por, entre otros motivos, diversos delitos contra bancos en la Red. Y aunque entonces robó decenas de miles de euros, no llegó a cumplir su condena. Aquello eran minucias comparado con la fortuna que haría con Megaupload y otras empresas.

Se hizo millonario, de hecho, con Data Protect, una empresa de seguridad informática que vendió en 2000, justo antes de que estallara la burbuja de Internet, y que luego quebraría. A partir de entonces Dotcom se convirtió más en un especulador que en un hacker. Compró acciones en el portal Letsbuyit.com, dijo que invertiría decenas de millones de euros en él, aumentó el valor de la empresa y vendió en el momento justo para enriquecerse. Las autoridades alemanas le detuvieron en Bangkok en 2002 y fue condenado por abuso de información privilegiada, un delito por el que cumplió cinco meses en prisión.

En 2005, y desde Hong Kong, fundó Megaupload, que definió como un portal para alojar contenido en la Red. Según el FBI, con esa empresa, y sus páginas web asociadas, mantuvo una red internacional de pirateo informático y ganó 42 millones de dólares. Gracias a ello vivió la vida el estilo villano de James Bond: las mansiones, los coches de lujo, las fotos con modelos. Desde hace tiempo, se le conoce en Hollywood como uno de los peores enemigos de la industria del entretenimiento, hasta el punto de que se le ha bautizado con un nombre que él parece llevar con orgullo: Dr. Mal.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_