_
_
_
_
_
CINE

El largo viaje hacia el final de la vida

La animación europea se va liberando de la sombra de los dibujos infantiles que invaden Hollywood. Propuestas adultas, basadas en cómics de hechos reales, se abren camino en la cinematografía, como 'Arrugas', el filme español basado en la exitosa obra de Paco Roca

Ilustración especial de Paco Roca para <i>Babelia</i>.
Ilustración especial de Paco Roca para <i>Babelia</i>.

¿Por qué no se habla más de la vejez? Porque es como ese elefante en la habitación al que todo el mundo ve pero del que nadie quiere hablar. Y para Ignacio Ferreras solo hay una explicación clara: “Tenemos miedo. La vejez en el mundo occidental ha perdido sus valores. Vivimos en un mundo en el que solo se valora a los jóvenes. Nadie encuentra bueno ser viejo a pesar de que nos afecta a casi todos, de que es una realidad que está ahí. La vejez se ha apartado del resto de la vida y el truco que se emplea ahora es que los viejos no son viejos. Pero ahí está, es un secreto a voces porque todos tenemos contacto con ella”. Ferreras, madrileño de 39 años afincado en Edimburgo, se estrena en la dirección con Arrugas, el filme de animación basado en el cómic de Paco Roca, con el que en 2008 obtuvo el Premio Nacional del Cómic, que se estrena el próximo viernes y que está preseleccionado a los oscars en la categoría de mejor película de animación. Será el próximo martes, día 24, cuando se conozca la elección de las cinco cintas nominadas por un comité de la Academia de Hollywood. Arrugas, que participó en la sección Zabaltegi del último Festival de Cine de San Sebastián y es candidato a dos goyas (mejor película de animación y mejor guión adaptado), es una producción de Perro Verde Films y Cromosoma, que ha contado con un presupuesto de dos millones de euros y en la que han trabajado unas trescientas personas a lo largo de casi dos años.

Arrugas es una historia real, árida, optimista y nada sensiblera sobre dos ancianos recluidos en un geriátrico. Esta mirada directa y real al mundo de la vejez de Arrugas sigue la estela de las grandes propuestas cinematográficas europeas e independientes, como Persépolis, Vals con Bashir o El gato del rabino, que se van liberando de la sombra de la animación infantil de Hollywood para presentar y afrontar temas adultos a través de los dibujos. “Las fronteras de la animación han estallado. En Europa y también en España aparecen proyectos de animación no familiares ni infantiles. En este sentido, nos hemos hecho adultos. Además, es una manera de entrar en el mercado internacional”, explica Manuel Cristóbal, el productor gallego que firma con Arrugas su cuarto proyecto de animación.

Pero no solo la animación se ha hecho mayor y seria. Un buen acompañante en ese camino ha sido el cómic. Bien lo sabe Paco Roca, todavía sorprendido por la gran acogida que tuvo su relato sobre la vejez a través de dibujos. “Es verdad que ayudó mucho el Premio Nacional, pero no me podía imaginar que iba a haber tanto público para una historia como esta”. Roca recorrió durante meses geriátricos y residencias de ancianos públicos y privados, habló con los internados, con los padres de muchos de sus amigos, con médicos y cuidadores, en una exhaustiva y decidida labor de recogida de datos y documentación para mostrar una realidad indiscutible. Y todo para intentar comprender una historia muy cercana, la de sus padres, que ya empezaban a sentir el peso y el desgaste de la vejez, para acercarse a su mundo, hablar de la soledad que les embarga. “Surge de la necesidad de hablar de la vejez, un tema tan poco tratado en el cine como en la literatura. Yo he querido dar protagonismo a las personas mayores después de tantos años de ser los eternos actores secundarios. Ya lo dijo Michael Caine cuando recogió el Oscar al mejor actor secundario por su papel en Las normas de la casa de la sidra en 2000. Dijo que había alcanzado una edad en la que ya no había papeles protagonistas para él”, recuerda el ilustrador.

La vejez, esa etapa de la vida que casi no tiene hueco en la sociedad, la buscó Paco Roca casi inmediatamente después de que le sugirieran borrar a dos ancianos que había dibujado para un anuncio de encargo de una empresa de Valencia. “Son antiestéticos”, le dijeron. Los retiró pero en venganza decidió que su próximo cómic estaría protagonizado exclusivamente por ancianos. Fuera jóvenes, solo viejos. Y menudos viejos. Emilio, triste y cabizbajo, desorientado, recién llegado a una residencia en un estado inicial de alzhéimer; Miguel, su fiel y pícaro compañero de habitación, que le ayuda para que no acabe en la temida planta de los desahuciados, o Doña Sol, siempre en busca de un teléfono para llamar a sus familiares y advertirles de que ella se encuentra en la residencia por error, de que ella ya está bien. También esa otra señora que se pasa todo el día cerca de la ventana creyendo que viaja en tren y que solo consiente comer si la convencen de que va en un vagón-comedor.

Toda una galería de situaciones tiernas y reales, también duras y tristes, de personajes cercanos y fácilmente identificables, cuyo diseño fue realizado por el propio Roca, basado en el físico auténtico de sus padres y de padres de amigos, y que se han trasladado con fidelidad a la película. Fue precisamente la fidelidad la primera exigencia del productor Cristóbal cuando compró los derechos del cómic para trasladarlo al cine, algo que agradece Roca, pero reconociendo que la película ya no era obra suya. “Una vez asumido eso, me relajé y nunca pretendí que mis ideas prevalecieran”, añade el autor, que encontró en Ferreras su más leal colaborador.

En un trabajo pausado y reflexivo, nueve horas al día, siete días a la semana, catorce meses, Ferreras dibujó toda la película en story board, escena a escena, segundo a segundo. “Es el acto de dibujar el que de verdad me mete en la situación de la historia y de cada uno de los personajes. Es el mayor momento de libertad creativa. Tienes un control absoluto sobre todo lo que haces, algo que es imposible en un filme de acción real. Tú decides cuándo un personaje parpadea, el momento en el que se mueve una hoja, todo. Es algo así como la elaboración de una coreografía total en la que juegas con todos y cada uno de los elementos de los que quieres disponer”, asegura el realizador desde Edimburgo.

Ignacio Ferreras no había leído con anterioridad al encargo el cómic de Paco Roca y lo que se encontró le llevó a una reflexión no solo artística, sino filosófica. “Es una historia sencilla, pero extraordinaria, en la que se describe todo lo que les pasa o no les pasa a los personajes. Me interesó mucho esa mirada a la vejez tan real, como si se tratara de un gran trabajo de documentación. Lo que nos descubre Roca en Arrugas es de una honestidad enorme unida a una gran ingenuidad. Se enfrentó a la vejez sin ideas preconcebidas y lo que creó fue un auténtico cómic documental”.

Tras los primeros diseños de Roca de los personajes, Ferreras realizó los dibujos para la película, con una libertad absoluta pero sin olvidar nunca la intención de la historia. Hubo un denso tráfico de correos electrónicos entre los dos. Algunos de los primeros dibujos que envió Roca a Ferreras le llegaron de vuelta con sugerencias y correcciones. “Yo le metería el labio un poco para dentro porque así me parece que le da un aspecto más de anciano, ¿qué te parece?”, le sugirió Ferreras a Roca. “Estupendo”, le contestaba el ilustrador que, divertido, recuerda que desde el colegio nadie se había atrevido a corregirle un dibujo original. “La relación con Paco ha sido excelente, pero las decisiones finales en el filme las he tomado yo”, explica el realizador, que estudió animación en Reino Unido y Dinamarca, y aprendió el arte del story board en Los Ángeles.

El filme ha sido realizado en animación tradicional, alejado de las modas en 3D, algo que tenía muy claro el productor. “Las historias son las que mandan, cada una tiene que encontrar la mejor fórmula para ser contada y Arrugas había que hacerla en animación tradicional. El público ya entiende que la animación es otra cosa”. Con una duración de 89 minutos, y música del compositor Nani García, Arrugas es todo un homenaje a padres y abuelos. “A mí me ha cambiado la vida”, reconoce Roca. “Tengo una mejor relación con mis padres después del cómic. El mejor premio ha sido hablar con ellos a través de mi creación. No podemos hacer nada contra la vejez, pero sí contra la soledad de las personas mayores. Ese ha sido mi mejor premio”.

Arrugas, película dirigida por Ignacio Ferreras basada en el libro del mismo título de Paco Roca (Astiberri. 104 páginas. 15 euros), se estrenará el próximo viernes, día 27. www.arrugaslapelicula.com/es/ www.pacoroca.com

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_