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REPORTAJE: Talentos

Dos tozudos 'blues brothers' contra el éxito

The Black Keys alcanza la grandeza con su séptimo disco, 'El camino'

Dan Auerbach, a la izquierda, y Patrick Carney, miembros de The Black Keys.
Dan Auerbach, a la izquierda, y Patrick Carney, miembros de The Black Keys.

"Mira, tío, Patrick y yo somos dos personas muy diferentes. Cuando él habla, es cosa suya; y cuando yo lo hago, es en mi nombre, no una declaración de The Black Keys", resuelve tajante Dan Auerbach. Tras casi diez minutos de conversación por teléfono es la primera de sus frases que no se oye acompañada por el estruendo de platos chocando. En Nashville es mediodía, así que es de suponer que estará preparando el almuerzo con la mano que el móvil le deja libre. "Más bien un desayuno tardío. Estoy produciendo un disco y ayer nos acostamos tarde", aclara.

Está en el estudio de su propiedad en el que ha grabado El camino, su séptimo disco, y el que ha convertido a The Black Keys en una banda de las grandes. Horas después de esta entrevista se hacía público el cártel del colosal Festival de Coachella. Resulta asombroso verlos como el grupo más importante, al nivel de Radiohead, por encima de otros 200 nombres.

Es cierto que en 2010 el anterior, Brothers, vendió un millón de copias y ganó tres grammys, pero cuando nacieron, en 2001, nadie, y menos ellos, hubiera pensado que aquel dúo de Akron (Ohio), que hacía crudo bluesrock solo con guitarra, batería y voz, llegaría tan lejos. Como les decía en diciembre el showman televisivo Stephen Colbert: "Hace un año erais el barbitas y el de las gafas, los tíos esos de la banda esa de rock ¡Ahora sois The Black Keys!". "Tratamos de ignorar la atención. Hemos crecido poco a poco. Cada año ha sido mejor que el anterior, y por eso estamos preparados. Hemos sido los ignorados tanto tiempo que no vamos a cambiar por tener éxito", explica, evidentemente incómodo con toda pregunta que se refiera a su cambio de estatus. Por eso, añade, el disco se llama El camino y la portada está ilustrada con una fotografía de su vieja furgoneta, una Dodge Caravan con la que recorrían Estados Unidos en jornadas inacabables de carretera. "No es por nostalgia, era muy jodido, es para avisar de que no cambiaremos".

Entonces él, el barbitas, seguirá siendo el tipo callado y tranquilo que vive con su mujer y su hijo en Nashville. Y su compañero Patrick Carney, el de las gafas, el bocazas que sigue comportándose como un adolescente y vive en Nueva York con su novia. De hecho la frase que abre el artículo venía a cuenta de unas declaraciones de Carney para la portada del artículo que la aún poderosa versión estadounidense de Rolling Stone les acaba de dedicar. "El rock'n'roll se muere porque la gente no tiene problemas con que el grupo más grande del mundo siempre vaya a ser una mierda", dijo.

Auerbach, después de pensarlo, añade su punto de vista a la polémica. "Escríbelo así: el rock no se muere porque el hip-hop es el nuevo rock'n'roll", dice y se ríe como si hubiera dado el titular más ingenioso del año.

Ha sido siempre aficionado al hip-hop. De hecho antes de editar Brothers publicaron un disco llamado Blackroc que grabaron con raperos del sello Roc-a-fella como vocalistas y el productor de este álbum, el exrapero Brian Burton, alias Danger Mouse. Burton estuvo detrás de Tighten up, una canción de Brothers que se convirtió en su primer éxito real y que trazó claramente la ruta a seguir, mucho más soul y más limpia de lo habitual. "Brian es un amigo, salimos con él y se vino a Nashville a la grabación. Es muy natural trabajar con él. Es lo que yo digo: solo quiero hacer las cosas con normalidad".

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