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Los hombres-pájaro anidan en Madrid

El escultor Jorge Marín expone en el Instituto Mexicano de la capital sus alegorías del equilibrio y de la libertad

Aunque empezó en la cerámica, pronto la loza se le quedó pequeña para lo que quería expresar. Jorge Marín (Uruapan, 1963), aprendió de los libros de arte de su padre a amar la escultura. "Me llamaban la atención los desnudos, porque en un niño el morbo está ahí, pero también me fascinaba cómo se construye el cuerpo, como ensamblan los brazos, las manos, las piernas", explica el escultor, que es la primera vez que expone solo en Madrid.

No niega su influencia de las esculturas griegas y romanas, del arte clásico, pero lo que le atrae más de trabajar con el bronce es "hacer volar las piezas". El balance y el equilibrio, aspirar a un arte cinético.

Como referencia tenemos siempre las esculturas griegas y romana, pero fue una influencia desde niño. "Temáticamente también soy clásico, porque toco necesidades muy humanas de todos los tiempos", explica Marín.

De las esculturas que ha traído al Instituto de México en España bajo el título El cuerpo como paisaje, llama la atención una fijación por la anatomía del ser humano y por sus figuras casi mitológicas enmascaradas y con enormes alas de ángeles. "Me preguntan por qué las alas, los picos, el hombre pájaro. Es por el deseo del hombre de volar, su aspiración a la libertad. Es el deseo más grande que tiene el ser humano, más que la muerte. Es una utopía brutal y una referencia obligada", explica el escultor.

Su obra se está exponiendo también en Ciudad de México, en la avenida Reforma de Ciudad de México. Formas la muestra 13 piezas monumentales que la gente puede tocar, e incluso unas grandes alas que la gente se puede poner, volviéndose parte de la obra.

Volviendo a los hombres-pájaro, que ejercen en su obra de surfistas, padres que abrazan a sus hijos, nadadores olímpicos o simples observadores, son producto de su conocimiento de las diferentes culturas. "Yo me considero un hijo de la globalización, porque tengo influencias de todas las culturas", explica Marín. "El personaje alado lo he encontrado en culturas tan distantes en el tiempo y en el espacio... En la cultura fenicia ya había un dios con máscara de pájaro y alas. Pensé que lo de las alas y volar era una obsesión", explica el autor, concluyendo con una frase casi profética: "El último hombre del planeta morirá con las mismas obsesiones que tenía el hombre de las cavernas".

La exposición que estará hasta el próximo 24 de mayo en el Instituto de México en Madrid está llena de semblanzas con infinidad de culturas. Jorge Marín ha querrido que sus bronces representen al ansia del ser humano por la libertad. Por eso todos los personajes llevan alas.
La exposición que estará hasta el próximo 24 de mayo en el Instituto de México en Madrid está llena de semblanzas con infinidad de culturas. Jorge Marín ha querrido que sus bronces representen al ansia del ser humano por la libertad. Por eso todos los personajes llevan alas.JORGE MARÍN
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