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Sueños con cuatro ruedas

Classicauto reúne en Madrid los mejores vehículos históricos en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo

Viendo los modelos del salón Classicauto uno puede ponerse a fantasear y ver desplomarse al presidente Kennedy sobre uno de los Ford Lincoln, acompañar a Steve McQueen en su moto campo a través en La gran evasión o imaginar a Marilyn Monroe sobre el Mustang rojo que se exhibe hasta esta tarde en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. El salón muestra cientos de vehículos de época restaurados al milímetro, además de motos, objetos de coleccionista, juguetes, ropa y hasta algún curioso vehículo.

Guillermo Ortega lleva más de 30 años arreglando coches históricos. "En los setenta me compré uno y desde entonces no he podido parar", comenta mientras enseña orgulloso uno de sus coches, un Packard Standard de 1929. "Es un coche muy fiable, pero en el que tienes que ser consciente de que no lo puedes forzar. Hay que tener en cuenta que es un coche con frenos antiguos", explica este coleccionista, que cuando no tiene espacio para los coches en el garaje, los vende. "Tener un coche histórico no es tan caro como la gente se piensa. Los repuestos son muy baratos porque siempre son de segunda mano, y luego eres tú el que lo monta. Si dependes de un mecánico sí que te puede salir por un pico", comenta.

Hoy un Ford A puede estar entre los 8.000 y los 10.000 euros, y un modelo como el de Ortega pero en una versión más pequeña se está vendiendo en el salón por 35.000 euros. Un majestuoso Rolls Royce Carniche descapotable sale en Classicauto por 40.000 euros, e incluye marquetería de carey y un elegante tapizado en crema.

Hay otros que no tienen precio. Es el caso de un Mini-Morris azul plomo que perteneció al Rey Juan Carlos en 1969. En su delantera lleva un escudo que es la silueta del toro de Osborne enmarcado por la silueta de la península. A su lado, los Jaguar relucen como espejos en todos los colores posibles. También hay un Hispano Suiza verde oliva único con un baúl de madera en el lateral del apeadero a modo de guantera.

Para los que busquen el modelo más curioso hay que destacar dos vehículos: una Chevrolet jiennense para nueve ocupantes con un cartel de "Viajes y excursiones" que huele a esparto y tiene alfombras y visillos en las ventanas; y un camión de bomberos en versión camioneta Mercedes firmado por Ford en 1940, con la escalera de madera sobre el techo, las sirenas exteriores de turbina detrás de los faros naranjas y una campana metálica que pende sobre la luna delantera.

Una iniciativa didáctica

En la Universidad Carlos III de Madrid poseen un proyecto interesante al respecto de los vehículos históricos: el Laboratorio oficial de catalogación de vehículos históricos. Susana, la responsable del laboratorio, adjunto a la facultad de Ingeniería Mecánica, explica la utilidad de este proyecto. "Para poder matricular un vehículo necesitas un documento de la comunidad autónoma de un laboratorio autorizado por la misma. No firmamos una autenticidad, que lo hacen los clubes automovilísticos, sino que confirmamos que el vehículo restaurado cumple con cómo era en su origen", explica.

El objetivo de este proceso es hacer un informe con fotografías y una ficha para marcar una serie de exenciones a la hora de que ese vehículo acuda a la revisión de la ITV. Algunos cambios que se aceptan son, por ejemplo, poner cinturones de seguridad a coches que no lo tenían. Orgullosos exhiben una vespino azul que aseguran ha sido "recogida del desguace" y completamente restaurada por los alumnos del laboratorio de la Carlos III.

Algunos de los automóviles que se pueden ver hasta esta tarde en Classicauto en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, tienen su propia historia y son el legado de una época en la que los coches eran verdaderos objetos de coleccionista. En la imagen, un Hispano Suiza verde oliva, un ejemplar único que tiene en el apeadero un baúl de madera a modo de guantera.
Algunos de los automóviles que se pueden ver hasta esta tarde en Classicauto en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, tienen su propia historia y son el legado de una época en la que los coches eran verdaderos objetos de coleccionista. En la imagen, un Hispano Suiza verde oliva, un ejemplar único que tiene en el apeadero un baúl de madera a modo de guantera.ALBERTO FERRERAS
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