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'Raval, 14', una serie documental sobre los habitantes de un edificio del barrio barcelonés

Los episodios buscan enseñar y explicar la idiosincrasia de uno de los rincones más mestizos de la ciudad

La Gitana, cabellera blanca y viuda desde hace un año, vive puerta con puerta con un homosexual de unos 40 años que trabaja de noche. En el piso de arriba, una joven pareja de inmigrantes comparte rellano con una barcelonesa que se dedica al audiovisual. El contraste que define el barrio del Raval de Barcelona no sólo se respira en sus calles, sino también en sus casas. Maria Lluna Atúnez, la barcelonesa del 5º 4ª, lo ha comprobado sin salir de su edificio, llamando al timbre de sus vecinos y preguntándoles por sus vidas, cámara en mano.

"Me llamo María Lluna. Hace poco que vivo aquí y quiero conocer a mis vecinos". Así arranca Raval, 14, una serie documental de 13 capítulos que empezó a emitir el lunes la Xarxa de Televisions Locals de Cataluña. Todo sucede en el número 14 de la calle de Salvador. Un único escenario para enseñar y explicar la idiosincrasia de una de los rincones más mestizos de la ciudad. "Quiero mostrar la vida que se respira en un barrio que a menudo la gente desprecia. Una calle en la que muchos tienen miedo de pasar por la noche es, en realidad, mucho más humana que cualquiera de las calles del Eixample", defiende Atúnez su segundo documental. A Pepi, del principal 3ª, le gusta su barrio y afirma que nunca se ha sentido insegura. La degradación de la que hablan algunos, ella la nota, sobre todo, en su piso, antiguo y apenas sin reformar. "No me gusta que venga gente a casa. Aunque la tenga limpia y arreglada, da sensación de pobreza".

Cuando en las televisiones generalistas triunfan las series sobre comunidades de vecinos estrambóticas, inspiradas en el 13 Rue del Percebe, esta realizadora se aleja de la ficción para retratar la rutina de un grupo de personas que, a menudo, comparten edificio y poco más. Atúnez pretende mostrar qué vínculos se establecen entre los vecinos, qué se dicen cuando se cruzan en la escalera, "cómo se saludan con alegría desde el primer día o cómo se enfadan cuando algo no les gusta". Y todo esto, aliñado con muchos toques de cotidianeidad: Pepi regando sus plantas, la Gitana bajando lentamente las escaleras, Marc en el parque o Almídez hablando por teléfono con su familia, de la que se despidió hace diez años en Costa Rica. "Vine a España pensando 'rosas, rosas' y mira. Ahora lo único bueno que tengo es Marc", confiesa ante la cámara mientras juega con su hijo, al que se dirige en un perfecto catalán.

Cuenta Atúnez que los momentos de rutina que grabó son "los que realmente confirman o rebaten las afirmaciones que los vecinos hacen en las entrevistas". Parece que no puedan engañar a la cámara. Como Pepi, que asegura entre lágrimas que pensar en su marido no le produce ganas de llorar sino tranquilidad. Financiado por la productora Un lloc, un món, Raval, 14 se emite los lunes en televisiones locales de Barcelona, Girona, Tarragona e Islas Baleares.

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