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Un tesoro de ida y vuelta

El legado colombiano de Celestino Mutis se exhibe en el Real Jardín Botánico de Madrid

El científico José Celestino Mutis (Cádiz, 1732-Bogotá, 1808) fue un adelantado a su tiempo. Cirujano y anatomista, defensor de Newton, simpatizante de Linneo y Copérnico, el gaditano es también el más grande botánico español de la historia, aunque para ello hubiera de irse muy lejos, a Santa Fé de Bogotá, a la que convirtió en sede mundial de la ilustración botánica. Una capital con todas las letras que, en punto a flora, se codeó en los siglos XVIII y XIX con ciudades como Upsala, París y Londres.

Mutis fue durante casi 25 años director de la Real Expedición Botánica del Virreinato de Nueva Granada (1783-1816), un capítulo de oro de la historia natural que la consecución de la independencia colombiana vino a interrumpir. Entre Madrid y Bogotá, pues, se inscribe un viaje científico de ida y vuelta que hoy recrea la exposición Mutis al natural. Ciencia y arte en el Nuevo Reino de Granada, en el Real Jardín Botánico de Madrid. Más de 160 piezas, entre pinturas y grabados, láminas, pliegos de herbario, útiles de la época y manuscritos, se exhiben hasta el 24 de mayo en las salas del Pabellón Villanueva.

La muestra madrileña es continuación de otra producida recientemente en Bogotá, "en la Sala Fundadores de la República, que por primera vez se desmontaba" para albergar la exposición, señala con orgullo José Antonio Amaya, el comisario colombiano de la misma. Ambas se inscriben en los actos conmemorativos del bicentenario de la muerte del botánico gaditano, que a su vez preludian los fastos de otro Bicentenario, el de la independencia de América.

"Con la independencia del país [en 1810] se vio que el legado de Mutis corría peligro y se planteó repatriarlo. Pablo Morillo, el Pacificador, llega a Bogotá en mayo de 1816 y un mes después comienza la catalogación previa al traslado del herbario, la iconografía y el archivo de Mutis. En Bogotá sólo quedó su biblioteca, en el Archivo Nacional de Colombia", explica Amaya.

La muestra del Jardín Botánico ofrece la oportunidad de descubrir cómo Celestino Mutis acercó la botánica y las artes plásticas. "Utilizó un conjunto de fórmulas cromáticas con pigmentos naturales tanto americanos como europeos y una elaboración pictórica exquisita, que se revela especialmente en las láminas que pintaba para la corona, más cuidadas y coloristas", dice el comisario.

Pero, por encima de todo, del herbario de Mutis, "el más importante del mundo en el siglo XVIII", destaca la efectiva conservación, que preservó 20.000 ejemplares representantes de más de 2.600 especies de la flora colombiana. "Sus técnicas de conservación fueron muy efectivas. Frente a los viajeros europeos de la época, Mutis y sus discípulos tenían conciencia de perdurabilidad y pretendían que en el archivo estuvieran representados todos los ciclos de la planta, desde la semilla a la floración o foliación".

El científico gaditano, que en sus años mozos madrileños fue ayudante del catedrático de Anatonomía, contribuyó también, en un ejercicio de versatilidad que le emparenta con los renacentistas, al descubrimiento de la quina como primer antifebril de la historia, el único conocido antes de los antibióticos. Como comerciante, "Mutis creó una empresa nacional de la quina. Al descubrirse la del Perú, se perdió el monopolio, pero él se alió con los criollos para explotar el recurso", cuenta el comisario colombiano. Suya es la obra El arcano de la quina. Suyas también son las hermosas cajas de madera policromada donde guardaba el preciado elemento.

Además de servir de inspiración a Linneo -con quien mantuvo una interesante correspondencia-, Humboldt y Bonpland, Mutis inoculó el espíritu científico en la actual Colombia. Como reformador de la historia natural, el gaditano llegó a América convencido de que allí podía crearse una tradición científica, pese a la muy extendida opinión contraria. Y a fe que lo logró: los círculos ilustrados locales, formados por intelectuales criollos de inspiración europea e incluso afrancesada, pronto le aclaramaron como el "filósofo americano". Muchos de ellos se sumaron también a la lucha por la independencia americana.

Retrato al óleo de José Celestino Mutis
Retrato al óleo de José Celestino Mutis

A ambos lados del Atlántico

La exposición madrileña muestra juntas importantes piezas de ambas orillas del Atlántico. "Podemos ver retratos de Mutis hechos aquí [en España] y otros pintados allá", apunta Amaya.

Entre estos últimos figura el de Mutis como catedrático de Matemáticas que preside una de las salas de la exposición. "Era su representación favorita. Le muestra rodeado de libros y con los instrumentos de medición de la época", señala el comisario español de la muestra, Miguel Ángel Puig-Samper, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

De la ingente producción que ha hecho de Celestino Mutis uno de los mayores botánicos de la historia, dan fe los 36 volúmenes publicados —de los 55 previstos— por expertos botánicos colombianos y españoles.

Tras el traslado a Madrid de su legado entre 1816 y 1817, los dos países acordaron en 1952 que los respectivos Institutos de Cultura Hispánica se encargaran de la ejecución del plan editorial de la Flora de la Real Expedición. Porque, como señalan fuentes de la muestra, "no existe una colección comparable en número, precisión y belleza".

El protagonismo colombiano en la empresa es evidente, porque, no hay que olvidarlo, "mientras que en España Mutis es sólo una referencia científica, en Colombia es un nombre asociado a nuestra identidad". De esos que se aprenden en el colegio y suenan tanto como su tataranieto, el célebre escritor Álvaro Mutis.

La exposición es fruto de la colaboración del Real Jardín Botánico, el CSIC, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), por parte española, y del Museo Nacional de Colombia.

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