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'Mil años de oración' de Wayne Wang gana la Concha de Oro del Festival de San Sebastián

La española Blanca Portillo logra la Concha de Plata a la mejor actriz

La película Mil años de oración, del cineasta estadounidense de origen honkonguense Wayne Wang, que dirigió Smoke, ha ganado la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, que ha reconocido a Blanca Portillo con la Concha de Plata a la mejor actriz. La Concha de Plata al mejor actor ha sido para Henry O., también por el filme de Wayne Wang, y otra Concha de Plata, la de mejor director, ha recaído en Nick Broomfield, por la británica La batalla de Haditha.

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Blanca Portillo protagoniza junto a Maribel Verdú la película española Siete mesas de billar francés, de Gracia Querejeta, que también ha obtenido el premio al mejor guión, compartido con la estadounidense Honeydripper, de John Sayles.

De esta forma, el cine español, con sólo dos películas a concurso, logra dos galardones para Siete mesas de billar francés; mientras que Mataharis, de Icíar Bollaín, se va de vacío.

La iraní Buda explotó por vergüenza, de Hana Makhmalbaf, ha recibido el Premio Especial del Jurado, que ha presidido en esta edición el escritor Paul Auster.

Reconciliación con Auster

Feliz tras obtener la Concha de Oro, Wayne Wang ha confirmado que este festival le ha servido para reconciliarse con Auster, del cual se había distanciado hacía siete años. "Fue uno de los momentos más especiales para mí, bajé a desayunar y me encontré a Paul. Tuvimos un desacuerdo durante muchos años, pero en ese momento Paul dijo: 'Siete años han sido bastante', y nos reconciliamos", ha contado Wang sonriente a un grupo de periodistas. Sin embargo, "no creo que el premio tenga que ver con eso, sino con que el filme le gustó al jurado y al público", ha recalcado el cineasta, que realizó Smoke con guión de Auster y luego codirigió con el escritor Blue in the Face, ambas en 1995.

Dos personajes extraídos de un pequeño relato, un escenario y pocos diálogos sirven a Wang para narrar la incomunicación entre padre e hija en Mil años de oración, cuando, tras 12 años de vivir en Estados Unidos, la mujer recibe la visita de su anciano progenitor y vuelve a sentir la presión de aquella tradición que creyó perdida.

Wang habla del contraste entre dos culturas, la americana y la china; de dos generaciones; y de un anciano ante un mundo extraño donde se siente como un alienígena pero ante el que responde de una forma abierta a todo aquello que se le presenta.

El humor, la ternura y la tristeza son los ingredientes con los que teje este relato Wang, quien se inspiró en un cuento de la autora china Yiyum Li y eligió al anciano entre aquellos que formaron el reparto de El último emperador, mientras la joven es una nueva estrella del cine chino.

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