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El iconoclasta del Nilo

Moix conjugó en su obra sus dos grandes pasiones: el cine y la cultura clásica

Nacido en Barcelona en 1946 -gustaba decir que en Alejandría y después de Cristo-, residió durante los años sesenta en Londres, París, Roma y Egipto. Colaborador de la revista Film Ideal, un artículo sobre la Cleopatra de Mankiewicz, firmado aún por Ramón Moix, le puso en contacto con Pere Gimferrer, con quien llegó a escribir una Historia del Cine que se extravió misteriosamente apenas llegó a la editorial.

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En 1968 irrumpió en el mundo literario con La torre de los vicios capitales, que Rafael Conte definió como el libro más importante de autor joven de aquellos años. Ganó el Premio Josep Pla en su primera convocatoria con Olas sobre una roca desierta (1969). Siguieron El día que murió Marilyn (1970) -Premio de la Crítica Catalana y novela fundamental de su generación- , Mundo macho (1971), La increada conciencia de la raza (1976), Nuestro virgen de los mártires (1983) y Amami Alfredo! (1984).

Terenci obtuvo los galardones más importantes de la literatura catalana -entre ellos el Ramon Llull y el Premio de la Crítica Lletra d'Or con El sexe dels Angels (1992)- y, en varias ocasiones, el de la crítica, lo que cimentó su fama de autor iconoclasta e independiente. Sus libros de viajes -Crónicas italianas (1971), Terenci del Nilo (1983) y Tres viajes románticos (1987)- demostraron el apasionamiento por la cultura y la historia de países como Egipto, Grecia, Italia y México; así como sus novelas históricas El sueño de Alejandría (1988) y Venus Bonaparte (1994).

'El peso de la paja'

En 1986 ganó el Premio Planeta con No digas que fue un sueño. El título era un verso del poeta alejandrino Constantino Cavafis; la protagonista de la novela era la reina Cleopatra. Otro retorno al mundo de la antigüedad egipcia, El amargo don de la belleza, le valió el Premio Fernando Lara en 1996. En 1990 volvió a batir récords de venta con el primer volumen de sus memorias, titulados genéricamente El peso de la paja. Esta primera parte, El cine de los sábados, fue calificada por Pere Gimferrrer como "una auténtica obra de arte". Los dos siguientes volúmenes -El beso de Peter Pan (1993) y Extraño en el paraíso (1998)- fueron igualmente aclamados por la crítica.

Mientras fue configurando su serie memorialística, sus éxitos de ventas se repitieron con una singular trilogía satírica de la España fin de milenio compuesta por las novelas Garras de astracán (1991), Mujercísimas (1995) y Chulas y famosas (1999) y protagonizada por Miranda Boronat.

En los últimos años, Moix tuvo que abandonar unas de sus pasiones, el tabaco. A causa de una insuficiencia respiratoria, y 40 años fumando unas tres cajetillas de tabaco negro diarias, abandonó este vicio, aunque recaía en algunas ocasiones, y siguió refugiándose en la literatura y el cine. "Me gusta más el cine que todas las demás artes juntos", dijo en varias ocasiones.

Terenci Moix, el día de Sant Jordi del año pasado junto a Ana María Moix.
Terenci Moix, el día de Sant Jordi del año pasado junto a Ana María Moix.Marcel.Li Sáenz
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