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Orejas generosas para Escribano y Fandiño

El Cid fue cogido por el cuarto de la tarde y sufrió una herida en un dedo

Iván Fandiño durante la faena de muleta al tercero de la tarde.
Iván Fandiño durante la faena de muleta al tercero de la tarde.Efe (Juan Carlos Cárdenas)

Solo uno de los seis toros que saltaron al ruedo tuvo fuelle hasta el final: el tercero. No fue nadie en varas, por donde pasó sin pena ni gloria, pero tuvo buen aire en la muleta. Iván Fandiño abrió la faena en el platillo, por estatuarios, una trincherilla, uno del desprecio con la izquierda y el de pecho como cierre. Bonito principio. Luminoso. Por derechazos tiró bien del toro, que respondió amable y generoso. Una primera serie con la izquierda mantuvo el buen tono que llevaba la faena, pero lo que siguió ya no fue lo mismo. Se pasó cerca al toro, pero sin limpieza.

Echó Fandiño por el camino de las cercanías y ahí se estancó la faena. El toro pareció un poco ahogado y el torero se atascó de ideas. El corolario final lo puso por bernardinas, cambiando de lado en cada embestida. Una buena estocada acabó con el buen jandilla.

Los otros cinco toros no rompieron. Tampoco ninguno, excepto el quinto que se empleó algo en el primer puyazo, hizo méritos en el caballo. Ni un mérito ni medio. Cada entrada se liquidaba con una vara virtual, señalada. Se dejó el toro que abrió plaza, bien picado por Juan Bernal, mientras que el resto salieron de la suerte igual que entraron. De clase anduvieron ayunos, aunque fueran y vinieran a la muleta sin plantear condiciones, como el segundo, que al igual que el tercero fue el que más duró en la muleta.

VEGAHERMOSA, JANDILLA / EL CID, ESCRIBANO, FANDIÑO

Dos toros de Vegahermosa – 1º y 5º- y cuatro de Jandilla, el 6º lidiado como sobrero. Correctos de presentación. Discretos en varas. Sin clase y venidos a menos. El mejor, el 3º.

El Cid. Dos pinchazos –aviso-, media y descabello (silencio); pinchazo y estocada (vuelta al ruedo).

Manuel Escribano. Bajonazo trasero perdiendo muleta (oreja); pinchazo y metisaca (silencio).

Iván Fandiño. Pinchazo y buena estocada –aviso- (oreja); dos pibnchazos y casi entera (palmas).

Plaza de Valencia, 14 de marzo. 6ª de Fallas. Media entrada. El Cid fue asistido en la enfermería de una herida contusa en el dedo medio de la mano derecha, que necesitó de dos puntos de sutura y pendiente de estudio radiológico por si tuviera una falange fracturada.

Manuel Escribano recibió a sus dos toros de rodillas a porta-gayola. Al segundo con un farol y al quinto con una larga cambiada. Mal picado el segundo, Fandiño y el propio Escribano salieron a quitar. Fandiño por saltilleras y Escribano por caleserinas. Banderilleó Escribano, con dos pares muy normalitos y un tercero con cite sentado en el estribo y al cambio. Volvió a hincar las rodillas para abrir la faena de tal guisa por derechazos, sin probaturas previas. Le salieron limpios y volcó de su lado el favor de la gente. Idas y venidas del toro, casi sin ton ni son, y empeño del torero en cada muletazo que acompañaba el viaje sin necesidad de imponer autoridad. Reposado Escribano, pero sin brillo. Mató de un feo bajonazo y echando la muleta. Le pidieron la oreja y el presidente la concedió tan campante.

El quinto se paró apenas Escribano tomó la muleta. A vueltas con el toro y tras alguna prueba en falso, decidió que lo mejor era acabar cuanto antes. A este quinto también le puso tres pares de banderillas, los dos primeros a exagerado toro pasado y el tercero al violín, poco ajustado también.

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El Cid sorteó una colada en el periodo de pruebas del toro que abrió la corrida y nunca más confió en él. Un ensayo de poca confianza, como en el resto de trasteo, que apenas tuvo quietud. El de Vegahermosa, además de carecer de atisbo de clase, se marchó en busca de terrenos de toriles y allí esperó. El cuarto pareció tener cierto partido de inicio, pero resultó un espejismo. El Cid, más dispuesto, se enrabietó en los primeros muletazos. En un intento al natural el toro se le coló, hizo por él y lo cogió de muy mala manera. Hasta por tres veces lo recogió de la arena y por tres veces lo despidió. La impresión de llevar cornada no se confirmó, afortunadamente. A partir de ahí el toro desarrolló cierto peligro, quedado y mirón, ante un Cid que sacó amor propio pero que nada más pudo hacer.

Cerró la corrida un sobrero de Jandilla, devuelto el titular de escaso trapío y cojo. Fandiño volvió a destapar la faena en el centro del ruedo. Esta vez con muletazos por alto, un cambiado por la espalda y uno final del desprecio. Otro buen comienzo. Aprovechó el buen aire inicial del toro para traérselo de lejos. Cogió la velocidad del toro y por la derecha aquello funcionó. No así por el lazo izquierdo, por donde el toro empezó a poner pegas. Tantas ya, que se paró y los pases se quedaban a mitad. Voceó Fandiño en los molinetes finales, pero la espada no se alió esta vez con el torero.

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